Confusiones surgidas durante las mudanzas Obtenga gratis su guía práctica de mudanzas

En noviembre del año 2016 habíamos formalizado una mudanza desde Las Rozas de Madrid hasta un pueblo pequeño cercano a Aalborg, Dinamarca con un cliente joven – una estudiante de medicina.
Todo empezó habitualmente, como pasa en estas ocasiones: en Las Rozas nos atendieron la madre y el padre de la joven y después de empaquetar y embalar las cosas pequeñas y grandes de su habitación, contactamos con ella porque aproximadamente en 50 horas estaríamos en el lugar acordado, determinando que sobre la hora exacta de la llegada le avisaríamos con una antelación de 3 – 4 horas.

Hay que mencionar aquí especialmente que la Clienta previamente nos pasó las coordinadas exactas de una gasolinera para quedar con ella allí, porque tenía la casa en un “pueblo perdido”, donde “no coge ni móvil ni GPS”.
Ese factor, también el orden en que encontramos su habitación y el hecho de haber proporcionado a su tiempo el inventario exacto de los objetos que deberíamos que recibir, no daba lugar a dudas de que teníamos una persona muy organizada y escrupulosa.

La ruta de casi 2800 kilómetros se realizó sin incidencias y según lo acordado, contactamos previamente para informar a la clienta de la hora exacta de la llegada del vehículo. Siguiendo las indicaciones del GPS, efectivamente, acudimos a una gasolinera en obras. Contactamos de nuevo para decirle que ya estábamos en la gasolinera y la chica nos dice “Yo también, pero les no veo”. Para averiguar si estamos en el lugar correcto, tomamos la foto de la gasolinera y se la enviamos por WhatsApp. Fue muy curioso que ella hubiese confundido la gasolinera conocida con otra que se encuentra a unos 1,5 kilómetros. “Estas cosas pasan” pensamos nosotros y arrancamos el vehículo para seguir el turismo de la clienta que se ha presentado en unos minutos. No tardamos mucho, y tras conducir unos 3 - 5 kilómetros, la clienta paró su vehículo y con gestos indicó la vivienda y dónde era el mejor sitio para aparcar y descargar el camión. Luego se ha dirigido hacia la casa para abrir las puertas. Nos acercamos nosotros también y “¡milagro!”, las llaves no abrían las puertas.  “El agente inmobiliario se ha confundido”, razonó ella. Una llamada telefónica a la agencia en un domingo por la mañana quedó sin respuesta.

“¡¡¡Las llaves no encajan!!! … Bueno, qué hacemos, los documentos están en mis manos, rompen la puerta, tenemos derecho..., tienen herramientas, ¿no?...”. Eso es lo que ayudamos a hacer a la Clienta. Abrimos la puerta, descargamos las cosas, arreglado, todo parecía correcto. Lo único que nos pareció extraño en aquel momento, eran los comentarios de la chica: “¿Por qué no sacaron los muebles??? Hay un armario, una mesa, sillas, un sofá que deberían haberse llevado…  ¡Pueden imaginarse, en la cocina el frigorífico lleno de comida! … ¡¡¡Tengo que limpiar yo!!! ... “, etc.

Después de comprobar la integridad y totalidad de los objetos, la chica nos firma los papeles y nos despedimos. Por último, ella comenta que volverá a contactarnos de nuevo “por la puntualidad y amabilidad nuestra”, cuando decida, después de completar la carrera, volverse a España.

Tomamos nuestro vehículo y el camino de regreso, pero pronto paramos en una zona de descanso para comer. Y, de repente recibimos la llamada de chica. Al responder con una broma de “¿ya has terminado la carrera?” escuchamos, “¿Estáis lejos? ¡Os pido que vengáis de nuevo por aquí, hemos confundido el apartamento!”. ¡No hay otra manera, damos la vuelta! En 20 minutos de nuevo estábamos donde dejamos la chica y vemos tres coches de “Politiet” y 6 agentes en la puerta.

Al acercarnos nos sorprendió la tranquilidad y la conducta casi compresiva de los agentes de la policía, que daba la sensación de que quitar la cerradura y meter sus bienes en la propiedad de otros aquí es algo normal o habitual y que pasa todos los días.

No nos quedaba otra que trasladar en media hora las pertenencias al apartamiento al lado y despedirnos de nuevo, con expectativas de que esta vez, de verdad nos encontraremos de nuevo en unos años, de regreso a España.

Luego mantuvimos contacto ella por WhatsApp y por eso sabemos que posteriormente ella no recibió ninguna multa o amonestación de cualquier tipo por lo ocurrido.

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